
Acudí nada más llegar de Barcelona y con el sabor de boca rossiniano, al Giulio Cesare de Haendel en el Teatro Real de la Moneda de Bruselas. Fue ayer, 20 de enero, a las 7 de la tarde, el estreno de esta producción de la ópera barroca.
La escena, a cargo de Karl-Ernst y Ursel Hermann, contiene como unas canyas silvestres cercanas a un río (el Nilo, se entiende) donde se desarrolla toda la acción. Esas 6 ó 7 filas de matorrales sirven para que los personajes aparezcan, desaparezcan, se muevan, escuchen...como verdaderos espías y conspiradores.
Desde el comienzo se vislumbró una acción trepidante: nunca hay un movimiento de más ni de menos por parte de la escena o de los personajes, y la evolución de los mismos durante el drama está conducida de forma muy eficaz. La iluminación fue formidable, especialmente por el juego de blancos y oscuros que concordaba a la perfección en todo momento con lo que se respiraba en escena. Excelentes figurantes, servidores de Tolomeo, vestidos de frac y haciendo tanto de animales de companyia con máscaras venecianas, o de...majas de Goya? con abanicos. Vestuario en general actual pero algo atemporal. Excelentes también los músicos que tocaron sobre el escenario, musical e interpretativamente.
La versión contratenor que el teatro ha programado, alternándola con una versión contralto, cuenta con un reparto de lujo, cuyo protagonista absoluto fue Lawrence Zazzo, como Giulio Cesare; impecable vocalmente en todo momento y demostrando escénicamente la fuerza guerrera y la ternura amorosa del personaje. En definitiva excelente contratenor: inolvidable el aria de entrada del personaje "Empio, diro, tu sei". El acompagnato "Alma del gran Pompeo" o el comienzo del aria "Aure, deh, per pieta". Apoteósico.
Su amada Cleopatra fue Daniele de Niese, con bella vez pero técnicamente deficiente; problemas en el paso al agudo y en las partes más líricas y lentas de la obra con dificultad para mantener la línea de canto, seguramente por faltarle un apoyo sólido, y algún problema de afinación. Aunque fue evolucionando y dio un tercer acto muy bueno a todos los niveles. Dos cosas me incomodaron especialmente de su interpretación: la visión de una Cleopatra-puta, todo el rato en sujetador y provocando, que en ocasiones me llegùo a cansar; y el empenyo por la cantante de intentar crear efectos que produzcan emociones, no teniendo la voz firme y no creando, por tanto, ese fin (al menos en mi caso). Estuvo especialmente fallona en "Se pieta di me non senti".
El resto del reparto estuvo excelente; aunque hubiera preferido un Tolomeo contratenor, Tanya Cross le dio buen empaque escénico y musical al personaje. Formidable el dúo Cornelia-Sesto (Christianne Stotijn y Anna Bonitatibus), maravillosas escénicamente, sobre todo la segunda como ninyo-adolescente que quiere vengar la muerte de su padre y va decidiéndose paulatinamente hasta que lo logra. LUca PIsaroni como Achilla, el divertidísimo Nireno de Dominique Visse y el Curio de Lionel Lhote, acabaron de redondear una función apoyada en el foso por la excelente agrupación Freiburger Barockorchester bajo la direcciùon de René Jacobs, gran conocedor de la ópera, que fue meticuloso en los tempi y en la concertación entre foso y escena.
Un lujo vocal y escénico, que pasará a la historia de mi memoria como una de las mejores funciones que he visto y oído. Y a repetir varias veces...